El “fuckboy”, don Juan de la era Instagram
OhDesde hace mucho tiempo escuchamos hablar del famoso pervertido narcisista. Entre los jóvenes, otro arquetipo lo ha eclipsado: el maldito chico ; un joven bastante atractivo, vestido a la moda, seguro de que sus encantos seducen al sexo justo, del que aprovecha para multiplicar las relaciones carnales sin apegos.
Si bien es difícil fechar la aparición de la expresión, algunos explican que se trata de un insulto homofóbico procedente de la comunidad negra. Según el periodista estadounidense Pete Earley, en La casa cálida. La vida dentro de la prisión de Leavenworth (Bantam Books, 1992, sin traducir), proviene de la jerga penitenciaria y calificada “un preso que no es homosexual pero es obligado a prostituirse por un proxeneta”. Con la popularidad del hip-hop en la década de 2000 y la llegada de las redes sociales en la década siguiente, adquirió una nueva connotación de orador guapo con masculinidad tóxica.
Este arquetipo forma parte de lo que se llama cultura de conexión, es decir la cultura del hiperconsumo de sexo sin futuro. Es gracias a las aplicaciones de citas que el término se distribuye ampliamente. Lejos de ser una mala palabra, este término es muy valorado tanto por hombres como por mujeres (¡cuyos equivalentes son inmediatamente menos agradables!).
EL maldito chico Siempre un paso por delante de todo, incluidas las tendencias. Por ejemplo, fue uno de los primeros hombres en llevar alrededor del cuello un collar de conchas o perlas. Siempre luciendo el último par de zapatillas de moda, tiene un estilo inconfundible. Vaqueros holgados, sudadera grande, pelo medio recogido hacia atrás con el pelo rizado (que él llama natural aunque todos sabemos que es permanente), le encanta el rap convencional. Pero también el mundo de los skaters –aunque probablemente nunca haya tocado una tabla–, que da a conocer gastando enormes sumas de dinero en ropa de las marcas Thrasher, Champion, Fila… Para reforzar su frescura, acorta su nombre y pide ser llamado «Ben», «Tom» o «Alex».
Muy conectado, sin embargo te dirá sin vergüenza que tiene “ No tuve batería durante tres días » o ese hijo “error telefónico”evitando así que cancelara la cita a la que llegaste emperifollada y de la que saliste sola, indignada.
Una sección de aplicaciones ocultas.
Este guapo adonis es tan apasionado por su imagen que podría pasar por un influencer. De hecho, se fotografía desde todos los ángulos en cada momento de su vida (salidas, fiestas, amigos, etc.) y, evidentemente, publica sus selfies, siempre con la misma mirada indiferente. No entiendes por qué nunca pone fotos tuyas en su perfil de Instagram. Para tranquilizarte, te responde enseguida que las personas que hacen alarde de su relación son ridículas (¡y falsas!), que prefiere priorizar vuestra intimidad de pareja. Muy lindo. Especialmente cuando luego descubres que pasa sus días en la aplicación revisando fotos de jóvenes Venus en trajes de baño, que luego comenta. O, si es más experimentado, a quien le envía un DM, un mensaje privado, para no dejar rastros…
Te queda el 25% de este artículo por leer. El resto está reservado para suscriptores.