Aumento de discursos de odio en Nicaragua: una estrategia política peligrosa
Expertos entrevistados por Voz de América observaron que el discurso de odio dirigido a opositores del presidente Daniel Ortega ha crecido exponencialmente en Nicaragua desde el inicio de la crisis sociopolítica del país.
La vicepresidenta Rosario Murillo encabezó estos mensajes, etiquetando a los críticos con términos como «apátridas», «despiadados» y «máquinas de juego del imperio». Según la socióloga María Teresa Blandón, este fenómeno no se limita a Nicaragua, sino que también se puede observar entre líderes políticos de Centroamérica y América Latina, quienes recurren a la descalificación y deshumanización como parte de su estrategia discursiva.
El sociólogo advierte que este comportamiento no sólo refleja una falta de valores cívicos, sino que también tiene objetivos específicos, como incitar a la polarización y debilitar a la oposición. El discurso de odio, aunque prohibido por las Naciones Unidas, es cada vez más común en la región, y líderes como Daniel Ortega en Nicaragua, Jair Bolsonaro en Brasil y otros utilizan tácticas similares.
En Argentina, el presidente Milei también ha sido criticado por su dura retórica contra sus oponentes. Según el sociólogo Carlos Sandoval, estos discursos tienen consecuencias negativas, incitan al odio y a la polarización en la sociedad, lo que puede desencadenar conflictos mayores.
El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más señala que el discurso de odio, dirigido no solo a opositores sino también a personas religiosas, viola normas internacionales y se da en un contexto grave de derechos humanos en el país. Esta situación refleja una preocupante tendencia llamada populismo autoritario, donde los líderes políticos recurren a la agresión verbal como medio para mantener el poder.