“El Gobierno “vetará” la venta a estadounidenses de la empresa Segault”

PAGQuizá se lo atribuyó Arnaud Montebourg, ministro de Recuperación Productiva (2012-2014), quien lo había reclamado, a fines de marzo, en una carta al ministro de Economía, Bruno Le Maire. El Gobierno «vetará» a la venta a los estadounidenses de la empresa Segault. ¿Por qué una PYME con 80 empleados, con sede en Mennecy (Essonne), se beneficia de tanta atención? En particular, suministra a Naval Group válvulas para las salas de calderas de los submarinos nucleares, así como las de las centrales nucleares de EDF.
Segault pertenece a la empresa canadiense Velan, en proceso de venta a la corporación Flowserve con sede en Texas. El ministro de las Fuerzas Armadas, Sébastien Lecornu, advirtió el miércoles 24 de mayo, en la Asamblea Nacional, que el Estado se opondrá “una pérdida de control operativo” de la PYME.
Un veto en particular defendido por Agrupación Nacional y La France insoumise, que aplaudieron esta decisión. El gobierno ya había anunciado que sería «vigilante» Paya “negocio estratégico” que cae, según él, bajo el “procedimiento de control de inversiones extranjeras”.
Peligroso
Los ejércitos y empresas de la base industrial y tecnológica de defensa lo saben: además de la protección de patentes, es peligroso tener proveedores estadounidenses. Al final de la Ley Patriota de EE.UU. votada en 2001 tras los atentados del 11 de septiembre, la administración sí puede reclamar información a una empresa estadounidense, y sin autorización judicial.
Además, el sistema ITAR (International Traffic in Arms Regulations) regula la exportación de equipos militares que incorporen componentes, subconjuntos o software de origen o licencia estadounidense. Un ataque a la soberanía política e industrial de Francia.
En 2020, el gobierno ya se había opuesto a la adquisición por parte de la californiana Teledyne del especialista en optrónica Photonis, un proveedor del ejército finalmente absorbido por la sociedad de inversión francesa HLD. En revanche, il a récemment donné son feu vert à la reprise d’Exxelia (2 100 salariés), qui fabrique, entre autres, des composants pour le Rafale et le F-35, par l’américain Heico, mais avec une « golden compartir, repartir «.
El atractivo de Francia, tan alabado por Emmanuel Macron, tiene límites. En la guerra económica, la soberanía industrial y tecnológica se ha vuelto crucial. París ha endurecido sus controles durante diez años, más allá solo del sector de defensa: 194 proyectos de inversión extranjera en actividades consideradas «sensibles» fueron rechazados en 2022 por el Tesoro y 131 autorizados, lejos de cualquier proteccionismo.